sábado, 6 de maio de 2023

A FLORESTA AMAZÕNICA


 

A MATA ATLÃNTICA = BRASIL


 

ARTIGO KATHERINE ABAD AUQUILLA - EQUADOR - QUITO


ARTÍCULO

Katherine Abad Auquilla

 

 Análisis de externalidades en las quebradas Carretas y Murillo del Barrio Carapungo, Quito-Ecuador

Introducción

El crecimiento poblacional en las zonas periurbanas del Distrito Metropolitano de Quito ha marcado una relación directa con las externalidades que se producen en las quebradas de la Parroquia Calderón con una zona de influencia en el Barrio Carapungo, en este trabajo se realiza un análisis considerando dos estudios previos de la zona y su efecto contaminador o benefactor para los seres humanos y la propia naturaleza urbana teniendo en cuenta la pregunta de investigación ¿de qué manera las externalidades negativas han incidido en el deterioro de las quebradas Humayacu, Carretas y Murillo pertenecientes a la Unidad Hidrológica 15245?. La hipótesis se presenta en función del Estudio de Impacto Ambiental donde se observa que la acumulación de residuos es un componente que muestra un grado alto en cuanto a la magnitud e importancia de contaminación en las quebradas, lo cual se desarrolla por la falta de conciencia de los propios moradores que viven aledaños a estas zonas, creando una influencia que afecta a terceros y disminuye su bienestar.

Problema

 Las quebradas son zonas que pertenecen a las Unidades Hidrográficas, albergan una gran cantidad de contribuciones para el ser humano, poseen una importancia social, ambiental y paisajística, dado que forman una barrera contra eventos como deslizamientos o avenidas de lodo, además brindan recreación y preservan una gran cantidad de bosques autóctonos de las zonas que son vitales en las áreas urbanas (Secretaría de Ambiente, 2017). El Distrito Metropolitano de Quito cuenta 160 quebradas y ríos y pensando en su protección declara a las quebradas en el año 2012 como “Patrimonio Natural y Cultural”, a través de la Resolución C350, con la finalidad de que ingresen en un proceso de recuperación y restauración con base a un plan de intervención ambiental (NOVUM 2012).

La expansión demográfica y su desarrollo desde los años 70 se ha propiciado principalmente por las migraciones que se han desplazado hacia las zonas periurbanas en un contexto rural – urbano, el acceso al precio del suelo y la facilidad por parte del Estado a través de las viviendas de interés social, ha generado una presencia de asentamientos humanos que se han visibilizado en barrios periféricos o marginales los cuales poseen servicios básicos ineficientes, como el servicios de recolección que con frecuencias inadecuadas han convertido a las quebradas en punto de contaminación, al arrojarse una gran cantidad de residuos principalmente escombros y basura, sin considerar el grave daño que se está ocasionando tanto al ambiente como a la salud de los moradores que viven aledaños a este recurso natural (Administración Zonal La Delicia 2018).

 Carapungo es un barrio localizado en el Norte del DMQ, se inició en la década de los 80, por un programa de vivienda de interés social otorgado por el Estado (Serrano 2016), así también se encuentra constituido por cuatro quebradas que se denominan “Carretas, Murillo, San Luis y Sin Nombre” (Rojas 2016, 3). Estas quebradas tenían la función de transportar las aguas residuales del barrio rio arriba, dado que en sus inicios Carapungo carecía de infraestructura de transporte de aguas residuales por lo que las quebradas fueron denominándose como agujeros de basura (Rojas 2016). De acuerdo a una entrevista realizada a una moradora del barrio quien manifestó que en la actualidad aún se evidencia contaminación principalmente por la basura que se arroja en la quebrada Carretas, siendo así que, en días de fuerte sol, se emanan malos olores además de que, cuando llueve intensamente el mal olor se aprecia desde las rejillas de los baños en los propios domicilios (Cristina Auz 2018 en entrevista con la autora).

 La basura es un problema ambiental sumamente complejo, de acuerdo a datos proporcionados por el INEC 2010, el 77% de los hogares ecuatorianos elimina la basura por medio de carros recolectores y el 23% lo realiza a través de formas como arrojar a quebradas, a terrenos baldíos y la incinera (PNGIDS 2018). Estas prácticas se asocian directamente con las limitaciones del sistema de saneamiento urbano, del sistema de recolección de desechos sólidos y la necesidad de aislar las aguas residuales urbanas e industriales (NOVUM 2012). En este sentido surge la importancia de la recuperación de las quebradas, dado que eleva el bienestar de los individuos por medio del mejoramiento de la calidad de vida y los espacios verdes libres de contaminación o lo que se denominan servicios ecosistémicos.

 Los servicios ecosistémicos son beneficios o externalidades positivas que las personas adquieren a través de los ecosistemas, este término surge en el año 2005 con la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, quien clasifica en 4 grupos que son, servicios de regulación, abastecimiento, culturales y de soporte. Las degradaciones de éstos se están transformando en un obstáculo para el progreso de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (Millennium Ecosystem Assessment 2005). Y también están cambiando los paisajes producto de las externalidades negativas, las cuales reducen los beneficios por la contaminación que se produce en estos lugares e indirectamente afecta a terceros. La interacción que surge entre las ciudades y la naturaleza se puede describir como la riqueza y la diversidad de vida, que los individuos adquieren lo que se traduce en beneficios netos directos, belleza escénica y satisfacción natural (Kaplan 2011).

 Las externalidades ambientales negativas causan afectaciones directas a los individuos que viven aledaños a las quebradas, dado que éstas presentan efectos negativos producto de la contaminación del agua, es decir que al introducirse sustancias nocivas alteran su calidad disminuyendo el servicio hídrico. La contaminación al suelo se produce al depositarse sustancias químicas lo que provoca una afectación directa a la salud de los humanos. Y la contaminación visual afecta la belleza escénica de los paisajes en los parámetros de calidad y fragilidad paisajística por algún impacto ambiental externo (Rojas 2016).